A uruguaya Juana de Ibarbourou, premio Nobel de literatura en 1959, comezou a súa andaina como poeta no ámbito do modernismo con Lenguas de diamante (1919) para logo evoluír cara o vangardismo en La rosa de los vientos (1930) e posteriormente cara á poesía mística con Estampas de la Biblia (1934).
Como la primavera
Como una ala negra tendí mis cabellos
Sobre tus rodillas.
Cerrando los ojos su olor aspiraste
Diciéndome luego:
—¿Duermes sobre piedras cubiertas de musgos?
¿Con ramas de sauces te atas las trenzas?
¿ Tu almohada es de trébol? ¿Las tienes tan negras
Porque acaso en ella exprimiste un zumo
Retinto y espeso de moras silvestres?
¡Qué fresca y extraña fragancia te envuelve!
Hueles a arroyuelos, a tierra y a selvas.
¿Qué perfume usas? y riendo te dije:
—¡Ninguno, ninguno!
Te amo y soy joven, huelo a primavera.
Este olor que sientes es de carne firme,
De mejillas claras y de sangre nueva.
¡Te quiero y soy joven, por eso es que tengo
Las mismas fragancias de la primavera!
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