Lendo no XLSEMANAL de hoxe o artigo de Carmen Posadas, recuperei a memoria dun libro de Bruno Betteleim titulado Psicoanálisis de los cuentos de hadas no que, como lembra a autora do artigo, se nos explica que este tipo de contos teñen como misión fundamental a maduración dos nenos.
"... sentir miedo, repugnancia y horror de forma vicaria, que es lo que sucede cuando uno lee un libro o ve unha película, sirve para dos cosas. Una obvia y moralizante: alertar de los peligros de la vida. Otra menos obvia: canalizar el miedo que todo niño siente a lo desconocido y darle forma (de ogro, de dragón, de bruja), con lo que se lo prepara para enfrentarse a los elementos malvados en la vida adulta... Y es que sentir miedo es necesario. Pero hay miedos y miedos, y debe uno elegir el que le sea más útil sin causarle traumas. Por eso le estoy muy agradecida a mi padre, que, cuando mis amigas venían a buscarme para ir al -para mi horrible- parque de atracciones, decía: "Lo siento, Carmen está muy atrasada en sus estudios, se queda conmigo". Y allí me quedaba yo con él, leyendo a E. Allan Poe y aterrándome con sus cuervos, sus gatos negros y su barril de amontillado. Porque ese estremecimiento si me gustaba y, al mismo tiempo, sin yo saberlo, me ayudaba a crecer".
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